6/2/13

Nación de los animales


En un mundo tan real como imaginario... Y comenzó el debate del Estado de la Nación. 


El presidente del Congreso de los Animales cedió el turno a un hermoso tigre de Bengala que, en representación de todos los exóticos, tomó la palabra. Dijo: 
– Buenos días. Represento a todos los animales que como yo, nos hemos convertido en moda . ¡Compañeros, la situación es caótica!. Cada día cientos de individuos pertenecientes a las más variadas especies, son decomisados en las Fronteras. Todos ellos forman parte del tráfico ilegal de especies, un gravísimo problema. Pero, ¿Qué pasa con todos esos animales? ¿Cuántos de ellos mueren en las aduanas? ¿Cuántas víctimas quedan en el camino para que uno sólo de nosotros llegue hasta una tienda?... El asunto no puede continuar. Queremos soluciones ya.

El silencio se hizo entre todos los presentes.
 Tienen la palabra ahora, la representante de los animales de granja - dijo el presidente. 
Un ternero subió hasta el estrado y cogió el micrófono.
– Quiero en primer lugar mostrar mi solidaridad con el anterior compañero. Yo hoy hablaré en nombre de todos esos cuyo único fin es morir para alimentar a los hombres. Gallinas, pollos, corderos, cerdos... Sufrimos mataderos ilegales donde no se respeta la más mínima protección que establece la ley para nosotros: Una muerte sin sufrimiento. Nuestros transportes son asfixiantes, agonizantes. Nos meten en cajones de madera desde nuestro nacimiento, privándonos de cualquier movimiento, todo para un rápido engorde.
Los animales presentes abucheaban al grupo del gobierno que parecía no inmutarse.
Nuevo turno de oradores. Ahora la palabra era para los animales de compañía sin dueño. 
Un perro, triste y delgado, famélico, subió como pudo hasta arriba y mirando a todos los presentes comenzó a hablar.
– Empezaré diciendo: Lo siento. Siento mucho que tengáis que soportar todo lo que habéis contado. Yo represento a todos los animales abandonados. Perros, gatos... Atropellados, echados a la calle, arrojados al campo. Muertos de hambre y de sed. Quemados vivos, despellejados, mutilados... Nos prometieron sanciones duras y fuertes para los maltratadores que nunca acaban de llegar. Nos hablaron de altísimas multas para los que nos abandonan que apenas se llegan a aplicar... Mientras tanto, este mismo verano, en este mismo momento, docenas, centenares de nosotros en toda España están siendo abandonados...
Los gritos de indignación ante la situación denunciada, interrumpieron el discurso. El presidente de la cámara pidió silencio. 
– Aún quedan muchos por hablar - dijo. 
Así, uno tras otro, fueron cogiendo la palabra. Se escuchó a los representantes de los animales salvajes que se quejaron de los venenos, de los cepos, de los cazadores sin escrúpulos, del serio peligro de la extinción de alguno de ellos. Hablaron también los que malviven en los circos y en los zoológicos. Etc, etc...
Y una vez acabada la intervención de todos ellos, por fin llegó el turno para el gobierno. Entonces se hizo el más absoluto silencio, mitad miedo, mitad terror. Los animales se miraban asustados entre ellos, temían las más graves represalias. 
El portavoz, un hombre de aspecto frío, trajeado, indiferente, sin mirar a los ojos a ninguno de los presentes, tras subir al estrado, tomó la palabra y dijo: 
– Estoy en condiciones de asegurarles que estudiaremos todas las propuestas. Trabajaremos con la idea de que en un futuro esta situación entre en una fase de cambio y evolución. Con el esfuerzo de todos quizás algún día ni cercano, ni lejano.... Bla, bla, bla. He dicho- Entonces encendió un puro y añadió -. Ahora, si me disculpan, voy a marcharme, tengo una entrada para la corrida de toros de esta tarde y no quiero perderme como matan al primero de la tarde.

Los animales se miraron entre ellos y por fin, sin comprender nada, lo entendieron todo. 

Raúl Mérida