7/2/13

La crueldad no conoce límites... pero ellos no guardan rencor




Aún lo recuerdo como si fuera ayer.
El famoso "tres patas" o "trípode" cariñosamente apodado por los demás, estaba allí.

Había oído hablar de él desde que lo recogieron unos días atrás y no había podido ir a verlo todavía.

Cualquiera que lo viese no podría evitar sonreír ante su vitalidad y alegría, nos daba mordisquitos en el trasero de la emoción cuando entrábamos en la jaula para contarlos a todos antes de sacarlos a pasear... pero nadie se decidía a adoptarlo porque le faltaba una pata trasera, parecía haber nacido así.
Finalmente le llamamos Chewy. Sí, como el de Star Wars; tenía el mismo tipo de pelo alborotado y era entrañable.
Me gustaba mucho verlo correr, salía de la jaula adelantándolos a todos en una carrera a pesar de su pequeña tara camino del área de paseo, disfrutaba de la compañía de todos nosotros y convivía sin problemas con todos sus compañeros.
Nadie jamás hubiese adivinado la historia que pesaba sobre aquel perro.



El servicio de recogida de la protectora fue avisado por la guardia civil para recogerlo y al llegar, el "señor" que había llamado a las autoridades dijo no querer tener nada que ver con ninguna asociación de rescate. Lo que quería era que le sacaran al perro que había entrado en su finca, pues se había refugiado en un agujero tras intentar ahorcarlo. Chewy había escapado de la soga luchando desesperadamente con sus tres patas y buscó cobijo para huir de la muerte. Obviamente, el perro estaba asustado, intentaba morder presa del pánico... ¿Cómo hacerle entender que sólo habían venido a salvarle?
Mientras tanto, el individuo continuaba diciendo que sólo quería que lo sacaran de ahí (porque él no se atrevía, ya que le mordía) para acabar lo que había empezado y enterrarlo, había cavado incluso su tumba, la tenía preparada sólo unos metros más allá.

Finalmente, el servicio de recogida logró sacar a Chewy y trasladarlo a la protectora donde permaneció allí cinco meses siendo un perro alegre y jovial... hasta ser adoptado.
Aquel día lloramos todos y sentimos fuerzas renovadas para seguir peleando y tener algo de fé, pues esto demuestra que aún quedan personas con corazón.

A.M.
Para Mil Historias de Animales