28/2/13

El lenguaje de las matemáticas





Cuenta la historia que el gran matemático alemán P.G. Lejeune-Dirichlet era algo más que parco en palabras. Sus frases se construían a base de monosílabos afirmativos o negativos con los que conseguía comunicarse con el mundo exterior.
El caso es que por esa manía suya de hablar cuanto menos mejor, debió ser por la que eligió una profesión que le llevó a expresarse en un lenguaje distinto, el de las matemáticas. Por otro lado, tampoco tenía el hombre una gran tendencia a eso de escribir. Y, así, protagonizó una de las anécdotas más conocidas cuando nació su primer hijo y se vio obligado a comunicárselo a sus suegros. Eligió entonces el método más escueto, enviarles un telegrama, cuyo texto fue única y exclusivamente el siguiente: 2 + 1 = 3.

De esa forma tan gráfica, consiguió explicar un momento tan mágico.


Sin embargo, la realidad es que, hoy en día, todo se puede explicar matemáticamente.


Se han hecho estudios en Estados Unidos que, por ejemplo, demuestran que todas las sociedades producen un abandono de animales exacto, en base al número de habitantes y a una serie de variantes en las que intervienen aspectos tales como el nivel cultural del lugar, el sistema educativo, la climatología, el concepto de familia, etc, etc.

La Sociedad Americana contra la Crueldad Animal, organización de máximo prestigio en el mundo, elaboró el año pasado una serie de encuestas y barómetros que aplicados a una población concreta, te indican cuantos animales serán abandonados al año siguiente en ese municipio.
Es más, diferencian entre el abandono inevitable, es decir, el de aquellos animales que se quedan sin dueño por muerte de éstos, enfermedades graves, situaciones límites, etc. Y aquel otro basado en el capricho de tantas personas de primero tener un animal y luego abandonarlo por cuestión de apetencia personal.
Algunas cosas de estos estudios, como esta última división, son aplicables también a nuestra sociedad, qué duda cabe… Pero, evidentemente, todo este sistema de estudio está pensado para una cultura completamente diferente a la nuestra. Allí tienen otras cosas, eso está claro, pero, al fin y al cabo, de momento, no hacen una tradición de maltratar a animales en fiestas populares.

En cualquier caso, lo que sí está claro es que, existen una serie de cuestiones comunes para todos y es que, sea cual sea el país, hay una ecuación que nunca falla: dueño irresponsable + perro o gato = abandono seguro.