16/1/13

España es tierra de burros


Antiguamente, como saben, eran utilizados éstos para auxilio de personas en el campo y en sus desplazamientos. No podían usar otros medios, no existían. Aquellos desdichados tiraban de pesados arados, de carros cargados y trasladaban a personas de un lugar a otro. Era la única posibilidad en un mundo aún por desarrollar.
Pero llegó el progreso y, con éste, tractores, camiones y furgonetas. Los animales comenzaron a descansar. Se crearon refugios, reservas y albergues donde curaban las heridas del cuerpo y olvidaban las del alma. 
Sin embargo, cuando parecía que lo peor había pasado, llegaron algunos seres de esos que caminan a dos patas que no pararon hasta idear un sistema para seguir viviendo de nuevo a costa de ellos. Se crearon, entonces, puestos de feria, espectáculos ambulantes donde, a cambio de dinero, se ofrecía dar una vuelta sobre el costado de viejos burros y asnos, deslomados por la vida. 

¿Creen que les hablo del pasado? Se equivocan. 
Este diciembre pudo verse uno de éstos en la feria del pueblo de Sant Joan d'Alacant para vergüenza de todos. Luego llegaron los carruseles de ponys. Cinco o seis animales, atados unos a otros, dando vueltas y más vueltas en círculo, portando sobre sus cuerpos a aquellos que pagan dinero para montarlos.

Y la historia continúa.
En estos momentos todos estos animales andarán ya camino de otra feria donde, de nuevo, se verán envueltos entre miles de luces de colores, música ensordecedora, ruido de sirenas, gritos de gente, olor a humo y a aceite refrito... En fin, "el mejor ambiente", qué duda cabe, para estos animales de vista, oído y olfato súper desarrollado.
Pero no pasa nada. Nunca pasa nada.
Aunque por el camino se quede la vida de todos éstos que, cuando mueran, habrán pasado toda su existencia dando vueltas y más vueltas sobre sí mismos para que alguien gane dinero con ello. Y, al final, uno se pregunta siempre quién es quién. Porque, al fin y al cabo, sí, aquel pobre animal que camina a cuatro patas es un burro.
Pero aquel otro que lo hace a dos sin respetar a nada ni a nadie, intentando aprovecharse de un ser indefenso y, creyéndose encima más listo que nadie, también lo es y, además, muy, muy peligroso.

Solicito desde aquí formalmente a las autoridades municipales de toda España que adapten sus ordenanzas municipales para que, por favor, se prohíba terminantemente y, de una vez por todas, este tipo de espectáculos por respeto a la dignidad de los animales y a la del ser humano. Muchas gracias.


Raúl Mérida