22/3/15

Un gran tipo

Sólo mueren aquellos a los que nuestro corazón olvida.
 
Nació en Madrid, un 24 de marzo de 1983. Joven, delgado, alto, moreno y cámara de profesión y vocación. Santiago Trancho, Santi para todos los que lo conocimos, sentía pasión por la vida. Tenía la extraña virtud de convertir el futuro en presente cuando te hablaba de alguno de sus próximos proyectos. Fue un lujo conocerle y ser su amigo. Murió unos días antes de cumplir los 32.
 
Madrid. Sábado 7 de marzo del año 2015 - 13:00. 
Santi sale con su moto destino a la capital de España. Conduce tranquilo. Es un trayecto que conoce bien.
Piensa en Ana Fernández, su novia, una conocida actriz a la que entregó su corazón desde que la conoció. Enamorado, como sólo se enamoran aquellos que tienen un corazón tan grande como él, solía decir que le gustaba verse reflejado en los ojos de su chica.
Ella, malagueña, se refería a él como el gran amor de su vida. Desde que se conocieron, jamás se separaron. Era una de esas parejas perfectas que, a veces, parece que la vida no perdona cuando se producen.  Una vez me dijo Santi que se sentía tan feliz que le daba miedo.

Aquella mañana, como otras muchas veces, su corazón y su mente caminaban juntas. Su novia, su trabajo, su vocación y, mil cosas más, volaban por su cabeza; su moto iba poco a poco, recorriendo kilómetros por la carretera M-505. El km 13, después el 14, una recta, luego  una curva y delante, un camión.  
Y, por fin, el kilómetro 15. 
Mira el reloj, son las 13:20 h. Piensa: Voy a adelantarle y sigo avanzando. 
Un frenazo brusco. Un golpe seco. Todo terminó.

Santi Trancho, cámara de televisión, famoso por sus programas junto a Nacho y Frank de la Jungla, murió en ese instante.  Su muerte me recordó a la de Félix Rodríguez de la Fuente que falleció el mismo mes y casi el mismo día, también en accidente, aunque muchos años antes.

Santi nació televisivamente, en cuanto a su fama, en la serie de Frank de la Jungla y, cómo todas las cosas importantes, fue casi por casualidad. La idea de realizar una serie de este tipo nació a raíz de un programa de Callejeros Viajeros en el que aparecía Frank Cuesta y su escuela de tenis. La persona y el personaje, tan unidos en este caso, tenían tal fuerza que cuando las imágenes llegaron a Madrid, inmediatamente, nació la idea. Sin embargo, había que montar un equipo para dar forma a ese proyecto. La productora Molinos de Papel empezó a dibujar lo que sería, no sólo un premio Ondas, sino además, un tremendo éxito televisivo, probablemente, sin precedentes.
Encargó a Nacho Medina, un gran reportero de máxima confianza, que fuera él el responsable de lo que en Tailandia ocurriera. Nacho eligió como cámara a Santi sabiendo que era un valor seguro. Y los dos se marcharon una madrugada de hace algunos años en un avión camino de la mayor aventura que habrían vivido jamás. 
Ninguno conocía entonces a Frank ni  tenían la menor idea de lo que allí iban a suceder.
Cuando se encontraron los tres juntos, Nacho, Frank y Santi, nació una nueva forma de acercar el mundo de los animales a las personas. Un estilo directo, integrando por primera vez a cámara y reportero en la grabación de cada uno de los espacios.
En realidad, Nacho fue quien tuvo la idea.  Llegó allí cargado de sus cosas, su genialidad, sus manías y esa forma de ser súper escrupulosa que siempre le acompaña. Sólo les daré un detalle para que se den cuenta de su acusada personalidad. Nunca olvidaré una comida en Valencia. Éramos sólo cinco personas en total. No sé que me resultó más divertido, si ver a Nacho que,  cada vez que le servían un refresco en uno de los principales hoteles de Valencia, miraba concienzudamente la fecha de caducidad de la misma antes de beberla o escuchar pedir a  Frank  vasos de agua caliente para beber durante el trascurso de la misma. Nada quita más la sed, decía.
A Santi lo conocí por primera vez hace algo más de cinco años. Nos encontramos en nuestro santuario de animales Arca de Noé. Llegó entonces acompañado de Frank y de Sonia López, otra grandísima reportera que, además, para mí es, por encima de todo, una importante amiga.
Aquella tarde compartí con Santi su forma de ver la vida, su pasión por el trabajo.

Comprendí, entonces, lo que el futuro acabó confirmándome cada vez que los veía juntos, y era  la relación tan especial que tenía con Frank.
Decía Carolina Cubillo, la directora de la productora y alma mater de Frank de la Jungla, que sólo hay tres personas a las que Frank hacía caso, Nacho, Santi y yo… Para mí es un honor estar entre ellas aunque no creo que sea verdad. Frank es incontrolable  porque él no es un animal televisivo, es simplemente, un animal que, eso sí, como todos los animales, tiene un enorme corazón.
En cualquier caso, ver a Santi hablando con Frank, discutir, reír, pelearse o hacer las paces, era una experiencia que aquel que la ha presenciado, nunca olvidará, porque Santi era, por encima de todo, vida en estado puro.

En fin que, cómo me dijo Sonia hace unos días, Santi era un gran tipo… Sí, sin duda, lo era.  Quizás por eso, no puedo dejar de preguntarme una y otra vez: ¿por qué siempre se irán los mejores?.
Descanse en paz, Santi Trancho.
 
Raúl Mérida
 


Nota: En nuestro Santuario para Animales Salvajes recogemos a aquellos animales salvajes que lo necesitan, la mayoría han sido víctimas del tráfico ilegal de especies, el abandono o el maltrato.  Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com