7/12/14

El primer animal abandonado de la Historia

Evidentemente, no fue nuestro "Fede", el primero en correr tan mala suerte pero sí alguno de sus antepasados. Hoy en día se cree que fueron los antiguos legionarios romanos los que, durante la época del imperio, los trajeron de sus conquistas en África como animales de compañía. Posteriormente los abandonarían, por eso, actualmente, el puerco espín africano vive en libertad tanto en África como en Italia.

"Fede" no es sino un puerco espín al que, sus ex dueños, bautizaron con tan sonoro nombre. Al parecer, le pusieron "Federico"  en honor a un pariente cercano que tenía extensa fama en eso de  meterse con los demás y estar siempre pinchando a diestro y siniestro.
Así que, ya sabemos la razón de su nombre, lo que sí es más difícil imaginarse es cómo pudo ocurrírseles comprar como mascota a tan extraño animal de compañía. Se lo pregunté a ellos directamente  cuando, en su lujoso chalet, les conocí. Cada uno tenía una respuesta distinta… 
– Lo vi en la tele y me gustó. Quedaba perfecto en el jardín - me dijo la mujer. 
– Salía bien de precio - me dijo su marido. 
Bueno, he de reconocer su sinceridad y, eso sí, que, al menos, él era práctico… En realidad, sus respuestas podrían haber parecido irracionales y, de hecho, lo eran  pero, sin embargo, a la vez,  me lo aclararon todo. A los dos les importaba muy poco la vida que pudiera llevar ese animal lejos de su entorno natural y, menos aún, lo que pudiera llegar a sentir. 
Y, así, "Fede" pasó de vivir en libertad a hacerlo entre las vallas que limitaban su pequeño recinto… Primero a la vista de todos, bien cerca de la piscina y, luego, en el lugar más recóndito y escondido de la casa
Y es que la mujer descubrió que "Fede" olía. Parece una tontería pero, hasta ese momento, nunca lo había pensado… Sí, "Fede" olía y además ensuciaba. ¡Qué gran descubrimiento! Aterrada ante tal suceso, según me contó, ordenó su traslado inmediato a la parte trasera de la casa. 
Claro que, a esas alturas, a él lo mismo le daba. Sólo quería huir… escapar. Sentir cosas sencillas, ya ven… La hierba rozando sus pinchos -por cierto muy importante para ayudarle a desparasitarse- o el relente de la noche cayendo sobre su piel –fundamental, por otra parte, para su higiene- o la libertad de caminar sin rumbo y sin límite –esencial también para ejercitar su músculos-. En fin, esas pequeñas cosas que  hoy se llaman bienestar animal o, simplemente, ser feliz. 

Quizás por eso, el bueno de "Fede" todas las noches acudía fiel a su garbeo nocturno. Abría con sus dientes la puertecita de su jaula –porque sí, puede que sea un puerco espín y que tenga su parte torpona de erizo pero, no hay que olvidar que, también, tiene su parte de puerco o de cerdo, es decir,  una gran inteligencia-.
Así que, al anochecer, escapaba de su encierro y recorría la urbanización de lujo que rodeaba su vivienda… Siempre con la precaución eso sí, de volver al amanecer. Pero, poco a poco, empezaron a aparecer más y más gatos callejeros con afiladas púas clavadas en sus patas. Los vecinos estaban alarmados. ¿Qué extraño animal habitaría en el entorno?... Las leyendas y los rumores no tardaron en aparecer. Se hablaba de seres extraños, de monstruos de la noche.

Mientras tanto nuestro "Fede", ajeno a la tontuna humana, dormía durante el día plácidamente para retomar sus aventuras de gigoló al oscurecer.
Así hasta que, finalmente, un vecino lo descubrió una noche cuando despertó por los ladridos de  su perro y se lo encontró intentando lo imposible: morder la coraza de púas que protegía al bueno de "Fede".
Llamó entonces a la Policía y ésta, tras localizar a sus dueños, les pidió la documentación del animal. Pero, por supuesto, no existía. 
Comprado por Internet a precio de oro, "Fede" no era sino otra víctima más del tráfico ilegal de especies y de los pocos escrúpulos de algunas personas deseosas siempre de tener como animal de compañía a un ser vivo a  juego con el sofá, con salón o con el césped del jardín… 
En fin, lo de siempre, ¡porca miseria!

Fede vive actualmente junto a leones, tigres, monos y otros muchos animales en el Santuario de Animales Salvajes Arca de Noé situado en la Finca El Roal, Ptda. Almaixada, en Tángel, Alicante.