7/9/14

De Terra Mítica a Sudáfrica

Ojos grandes y abiertos. Más que patas, patazas… Y el pelo revuelto y espeso como una larga melena.
¿Han visto alguna vez como mira un león? Sientes que podría atravesarte, que no baja su vista antes tus ojos, que, simplemente, te mira de igual a igual… Quizás sabe que, aunque éste no es su sitio, él sigue siendo el rey.

Hay días que siempre formarán parte de ti.
Que un 31 de julio a las 14:00 de la tarde te llame el Seprona de la Guardia civil no es extraño. Al fin y al cabo, pese a la escasez de medios en los que esta crisis nos ha dejado a todos, el sistema sigue funcionando gracias a que hay personas como ellos que anteponen el deber al calor, que hacen de la obligación la vocación de servir y ayudar… 
Aquel día sonó mi teléfono y, como tantas otras veces, contesté:
 ¡Sí, dígame! 
 Aquí Seprona… Raúl, ¿puedes venirte para Benidorm? Tengo dos leones y un
mono que acabo de decomisar.
Sólo aquellos que me conocen, aquellos que conviven día a día conmigo, pueden imaginarse que lo que acabo de contar es, absolutamente literal y real. Tanto como que, una hora más tarde estábamos ya cargando los animales en mi coche camino de la comandancia.
Allí nos esperaban los que hasta ese momento habían sido los cuidadores de aquellos animales –me refiero a los leones, la historia del mono la dejo para semanas venideras porque, les aseguro, que también tiene su tela-. 
El caso es que estaban en poder de un matrimonio cercano al mundo del circo, que los había usado para ofrecer su recuerdo en forma de foto, previo pago de dinero, por supuesto… 

No dejará nunca de sorprenderme que, aún hoy en día, se pisotee la ley de tal forma con los animales. Ni se deben ni se pueden jamás usar cachorros para realizar fotos.  
Primero, porque sus ojos, aún en crecimiento y desarrollo, pueden dañarse para siempre por los flashes. 
Segundo, porque los animales sufren trastornos y secuelas de por vida en su comportamiento. 
Tercero, porque se encuentran en grave riesgo de extinción. 
Cuarto porque se necesitan permisos para su tenencia en vigor, etc, etc… Pero, sobre todo, por dignidad. Por dignidad de los animales y de las personas.
Y, por más extraño que les parezca, el lugar elegido para ofrecer esas fotos no había sido otro que Terra Mítica. 
En fin...

El caso es que aquellos leones o, mejor dicho,  leoncitos, con apenas tres meses de edad, con esa cara que tienen todos los cachorros que te piden que por favor, los cuides y los protejas, pedían una oportunidad, simplemente, la oportunidad de ser leones…
Y mientras todo eso ocurría y los rescatábamos y recuperábamos, establecíamos a su vez contacto con una fundación sudafricana Cach -CAMPAIGN AGAINST CANNED HUNTING- que había denunciado los hechos e iniciado contactos con una reserva de leones de Sudáfrica, la que gestiona el famoso Kevin Richardson, El Susurrador de Leones, con un objetivo claro: devolverlos a la libertad.
No me lo podía creer… Mi teléfono, de nuevo, no paraba de sonar. ¿Era posible que aquellos leones pudieran volver a correr libremente, a sentir el aire en sus frentes, a  crecer sin que ningún barrote limitara sus vidas?
Pues sí. 
Dicho y hecho. 
Los leones partieron para Madrid y se iniciaron los trámites que, aún hoy, continúan, para su posterior traslado a África.
En sólo unos días, nuestros especiales amigos, serán los dos primeros leones de Europa que pasarán de ser usados comercialmente, de ser foto de recuerdo familiar, a ser leones en libertad o, lo que es lo mismo,  leones de verdad.

Lo dicho, hay días que uno nunca olvidará. Días que llenan de sentido y de vida muchos otros. 




Raúl Mérida
Protección de Animales