15/4/13

¿Hitler estaba loco?

F

Una vez, en medio de una mesa coloquio, comencé a hablar de un tema que, he de confesar, me apasiona; se trata de los sentimientos de los animales. Controvertido donde los haya, nadie se pone de acuerdo al respecto.
Sin embargo, en medio de la animada discusión, alguien preguntó: 
     -  ¿Pueden los animales suicidarse?
Todo el mundo se quedó callado.

Entonces recordé una historia que sucedió poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial.
El Reino Unido quería evitar diplomáticamente lo inevitable. Para ello, un alto representante del gobierno se había desplazado hasta Alemania. Su objetivo era mantener un encuentro con el mismísimo Hitler, con la intención de llegar a algún acuerdo.
Una mañana fue citado en el piso trece, del único rascacielos existente en aquella época en Berlín. Allí fue recibido por Hitler. Éste último, tras saludarle y antes de entablar conversación alguna, mandó llamar a uno de los soldados que custodiaba la sala. Mirándole a los ojos y con la intención de impresionar a su interlocutor, le dijo directamente: 
     -  ¡Tírate por la ventana!
El soldado sin dudarlo y, ante el asombro del diplomático, se cuadró y se arrojó al vacío. El Canciller llamó a otro soldado y le dio idéntica orden. Él comportamiento de éste fue exacto al del primero. También se tiró. El diplomático no daba crédito. Hitler, sin inmutarse, hizo llamar a un tercer soldado y repitió la orden.
Sin embargo, esta vez el británico fue capaz de reaccionar y, antes de que el soldado cumpliera tan macabra orden, le sujetó del brazo y, angustiado, le dijo: 
     -  Pero ¿Qué vas a hacer? No puedes obedecerle, vas a morir. 
El soldado, serenamente, le contestó: 
    -  ¿Y quién quiere vivir en un mundo guiado, dirigido y organizado por una persona capaz de dar una orden como esta? Es simplemente un loco en un mundo de locura.
Después se arrojó también a la calle.
Para todos ellos, probablemente, más que un mandato jerárquico de obligado cumplimiento, aquello no era sino un suicidio.

Muchas veces recuerdo esta historia cuando pienso en todos esos animales, que se dejan morir cuando la tristeza invade su corazón… En los elefantes indios que fallecen cuando muere su cuidador. En los orangutanes, chimpancés u otros simios, que dejan que la muerte visite su corazón, ante la tristeza de perder a un ser querido…
Y también, en esos animales abandonados que se dejan morir de pena cuando su dueño los abandona… Perros que viven explorando los rincones de sus jaulas o gatos que se esconden tras una manta, para intentar que nadie jamás los encuentre.

Por eso creo que, quizás sin darse cuenta, a todos ellos sus dueños al abandonarles les dieron ordenes concretas, como las que recibieron aquellos soldados.
Y puede que también al igual que ello, pensarán <<Al fin y al cabo ¿A quién le interesa vivir en un mundo donde una persona es capaz de abandonar a su mejor amigo?>>