Historias increíbles

Tigres y leones en pisos, pumas en chalets, linces, monos, serpientes...

Historias que ellos no pueden contar

Debemos hacer eco de sus historias; rescates, maltratos...

Historias que podrían haber sido la última

Cachorros, ancianos, con pedigree, inválidos... Da igual su raza y "valor".

Historias de rechazo

Muchos son abandonados cuando dejan de ser "útiles".

Historias de supervivencia

Historias que narran la lucha por sobrevivir al abandono.

20/1/16

Animales de papel

El poder no se mide por la fuerza que alguien posee, se mide por la sabiduría de la que dispone.

Existe una vieja tradición japonesa que dice que aquel que sea capaz de construir mil grullas de papel, como recompensa a su esfuerzo y concentración, obtendrá todo aquello que desea y además, verá como su cuerpo y su mente se mantienen sanas para siempre.

Cuentan que Sadako Sasaki tenía tan solo dos años de edad cuando a menos de un kilómetro y medio de su casa, en Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, cayó la famosa bomba atómica que asoló la vida de  cientos de miles de personas.
Sin embargo, Sadako no murió como consecuencia de la detonación de la misma. Ella, en un primer momento, sobrevivió a ésta aunque en realidad el destino le tenía guardado, como a tantos y tantos otros, un terrible desenlace.
Sucedió diez años más tarde, recién cumplidos los doce. Entonces acudió al hospital por el continuo malestar que arrastraba. 
Las palabras que pronunció el doctor que la atendió fueron, de nuevo, como otra bomba inmensa que estalló esta vez dentro de su corazón:
Diagnóstico: Leucemia. Pronóstico: Muy grave. Esperanza: 3 meses de vida.
Sadako pasó, en pocas horas, de la no aceptación a la realidad y de ahí, a la más severa depresión que una persona pueda sufrir.
Fue entonces cuando su amiga Chizucho, para intentar animarla, le contó la historia de las mil grullas de origami y metiéndose una mano en el bolsillo de la chaqueta, sacó una pequeña grulla de papel.
─ ¿Ves? - le dijo –. Aquí tienes la primera, el resto debes hacerlas tú.
Aquel mensaje caló de tal forma en Sadako que, desde aquel día, comenzó a construir grullas de papel. 
Sadako logró multiplicar aquellos tres meses de vida que, en un primer momento le dieron, por varios años pero, al  terminar su grulla 644, desgraciadamente, la muerte la visitó. Ella la aceptó resignada y en calma porque, al fin y al cabo, a esas alturas, gracias a aquellas grullas, había conseguido sanar su mente o, lo que es lo mismo, estar en paz consigo misma y con los demás.
Sus amigos, apenados por su pérdida, acabaron el resto de grullas y cuando llegaron a las mil, decidieron hacer un monumento que recordara para siempre la historia que hoy les cuento. 

Así hoy en día existe una estatua en el parque de Hiroshima que recrea la imagen de Sadako con una grulla de papel en la mano.
Desde entonces, cada 6 de agosto, día mundial de la paz, el mismo en el que cayó aquella fatídica bomba atómica, llegan a Hiroshima miles de grullas de papel que procedentes de todos los lugares del mundo, recuerdan a Sadako y piden cada año por la paz del mundo.

Quizás por eso, cuando muchas veces me cruzo en la carretera o cerca de algún humedal de nuestra provincia con alguna grulla en esos maratonianos proceso migratorios que las hacen cruzar nuestro país de cabo a rabo, no puedo sino admirarlas por su forma de volar, su libertad y por lo que significan en el mundo. 
Es curioso, las personas nos fijamos en los animales cuando hablamos de paz pero, sin embargo, a la hora de la verdad, los perseguimos e, incluso, los alejamos para siempre de nosotros. Es el caso, por ejemplo, de las palomas, el símbolo universal de la paz.  

Desde que la biblia recreó la historia de Noé enviando a una paloma para ver si lo peor del diluvio había pasado y aquella paloma regresó al arca con una rama de olivo en el pico, la simple imagen de uno de estos animales volando, crea en nosotros sentimientos de calma y de paz. 
Sin embargo, a nuestro Arca de Noé muchas veces nos traen palomas maltratadas, heridas, a las que han atado con cuerdas para impedirles volar, impregnadas de pegamento o colas, etc, etc. La mayoría las rescatan de la calle porque no pueden volar. 
Nosotros las curamos siempre y luego, las dejamos en la zona donde viven los herbívoros para que la fuerza de la naturaleza se encargue de devolverle las ganas de vivir. 
Los primeros días siempre se muestran tímidas y caminan a dos patas por el suelo junto a los conejos que allí viven pero, poco a poco, van cogiendo fuerzas hasta que, de pronto, un día comienzan a revolotear. Primero son vuelos cortos y deslucidos, con subidas y bajadas constantes, pero más tarde, comienzan ya a volar libremente de nuevo hasta que semanas después, se marchan para siempre. 
Espero que, vayan donde vayan, estén bien y sigan portando sobre sus alas, igual que las grullas de papel, la palabra más importante del mundo; paz.

Raúl Mérida


Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com 

19/1/16

Animales doctorados al servicio de la patria, el estado y el humano

Hoy en día todos conocemos la inagotable lista de servicios que prestan los animales y más concretamente, los perros y los gatos al ser humano. Y así, mientras aún intentamos averiguar si realmente los hombres son los mejores amigos del perro, nadie duda de que ellos sí son los nuestros. Y es que la adoración que nos profesan no se queda sólo en algo  tan esencial como conseguir que nos sintamos queridos, va mucho más allá, hoy su lista de servicios hacia nosotros es, simplemente, inagotable.

Por ejemplo, los cuerpos de seguridad del estado saben bien desde hace tiempo que desde que los perros se encuentran entre sus compañeros de servicio, todo es mucho más sencillo. La localización de explosivos, las detenciones por alijos de droga o su ayuda en el rescate de personas se han multiplicado por mil gracias a su inestimable ayuda.
Pero no crean, su labor no queda ahí. La positividad de los perros en la vida de los humanos está, día a día, trayendo novedades increíbles. La última ha venido de la mano de una enfermedad tan común como la diabetes.
Uno de los problemas más graves con el que se encuentran aquellos que padecen la misma, es la necesidad de poder prever cualquier alteración en el nivel de azúcar en su cuerpo. Hacerlo  con suficiente antelación como para poder poner remedio antes de que comiencen los primeros síntomas es, absolutamente, esencial.
Pues bien, se ha podido comprobar como perros entrenados para ello son capaces de avisar en cuanto se producen los primeros cambios de valores en los niveles de azúcar dentro del cuerpo de sus amos, mucho antes de que aparezca signo externo alguno. 
¿Y cómo lo hacen? Los perros poseen una zona en el cerebro dedicada únicamente a identificar olores. Para ello, estos animales tienen dos bulbos olfatorios junto al cerebro capaces de detectar cualquier olor que se les presente pero, para darnos cuenta de la diferencia abismal que existe en este sentido con los humanos que, por cierto, también poseen dichos bulbos, hay que decir que en el caso de los perros éstos pesan cuatro veces más que los nuestros.

Por eso, estos animales huelen miles de veces más que cualquier humano pero no sólo destacan por su capacidad olfativa, hay mucho más, los perros poseen su cuerpo preparado para atrapar cualquier partícula de olor que pueda acercarse hasta el mismo. La clave de todo este proceso está en la humedad del hocico que siempre generan sus fosas nasales. Esta humedad constante las atrapa como si fuera un velcro para posteriormente, disolverlas y analizarlas meticulosamente. Podríamos decir que un perro tiene una especie de laboratorio olfativo en su cuerpo cuyo alcance es difícil de imaginar para nosotros.

Claro que, llegado a este punto, se nos puede plantear una nueva cuestión;¿cómo conseguimos convertir esa facultad innata en ellos en un beneficio para el ser humano? Hoy en día el adiestramiento de los animales se basa en conceptos tan básicos como la constancia, la paciencia, el juego y por supuesto, el premio para el animal cada vez que éste consigue un logro. Así es, en realidad, cómo aprenden a ayudarnos.
Claro que sin llegar a límites tan especializados como los anteriores, hoy en día es de sobra conocido que la simple presencia de un animal de compañía al lado del ser humano ya es en sí misma, absolutamente positiva.
Existen datos fehacientes que demuestran que compartir la existencia con ellos reduce el riesgo de padecer infarto, mejora la tensión arterial o simplemente alarga la vida. 
Ejemplos hay miles… En Estados Unidos las principales asociaciones de dentistas aconsejan a sus colegiados colocar un acuario en sus salas de espera como forma de tranquilizar a sus pacientes mientras son atendidos. 
También en los hospitales de Londres se apuesta por el poder relajante de los animales y así en aquellos centros dedicados a tratamientos crónicos y dolorosos, se permite a los pacientes que acudan junto a sus animales a las consultas médicas para diluir, en parte, el estrés y la ansiedad que suponen recibir la administración de los tratamientos.
En nuestro país también se han realizado estudios al respecto se ha demostrado que las personas que poseen animales son las que menos tiempo permanecen ingresadas en centros hospitalarios o por ejemplo, las que menos acuden al médico. 
Y no crean, las investigaciones realizadas no se suscriben sólo a temas sanitarios. También se han puesto en marcha experiencias piloto en sitios tan inhóspitos como la cárcel. Por ejemplo, en la de Barcelona, la presencia de perros conviviendo con los internos redujo sustancialmente el número de intentos de suicidio, el nivel de peleas y en general, los conflictos que a diario, se producían entre los internos del centro.

Podríamos continuar hasta el infinito porque, al fin y al cabo, los animales son una  fuente inagotable de salud para aquellos que conviven con ellos pero, llegados a este punto la cuestión es: ¿cómo le devolvemos todo lo que hacen por nosotros?
Se lo diré claro y rápido… Evidentemente, muchos cuidándolos, protegiéndolos y queriéndolos, quizás cada vez más.  Pero, desgraciadamente, también muchos otros y, principalmente en nuestro país,  en forma de abandono, maltrato y olvido. En fin ¡Una absoluta pena y, sobre todo, una tremenda injusticia!

Raúl Mérida


Nota:  El albergue de animales de la Protectora  acoge y protege a aquellos animales de compañía abandonados que buscan un nueva familia. Más información en: www.protectoraanimalesalicante.org



S.O.S Animales 2016


El hombre hace algunos años, al darse cuenta de que con sus acciones estaba llevando al borde del precipicio a buena parte de los animales salvajes que pueblan el planeta,  comenzó a intentar ponerse límites a sí mismo y a frenar su altísimo poder destructivo. Fue entonces cuando comenzaron a desarrollarse los primeros programas para la protección de los animales en el mundo. Así surgió el famoso convenio CITES, los primeros parques naturales y las conocidas reservas de animales que aún hoy, intentan sobrevivir principalmente en África, Sudamérica y Asia.

Sin embargo, los peligros para algunos de estos animales sigue siendo aún hoy, de tal entidad, que lo más probable es que en los próximos años muchos de ellos sean sólo  historia.
Por ejemplo, la deforestación en Asia ha acabado con el alimento de muchas especies. El calentamiento del planeta y los incendios han arrasado literalmente los bosques y con ellos, sus hogares y su comida.
Pero, ¿qué ha ocurrido en África donde se sitúa el mayor número de reservas del mundo? Pues que las agresiones son tan constantes que algunas ONG's han tenido que destinar la mayor parte de sus presupuestos a la seguridad de las reservas que gestionan. Muchas de ellas parecen auténticos campos militares custodiados por ejércitos armados que simplemente intentan proteger a los animales del ataque diario de los cazadores furtivos.

Pero sin lugar a dudas, de todas las especies amenazadas en la zona, hay dos que sufren especialmente el azote de éstos y de las bandas organizadas que trafican con los mismos. Se trata de los pobres  rinocerontes y elefantes. 
El interés económico que despiertan ambas especies es de tal magnitud, hay tanto dinero a ganar que realmente hoy en día,  para cazarlas todo vale. 
¿Y por qué precisamente rinocerontes y elefantes? El motivo principal es la fuerte demanda de los mismos por el mercado asiático. Una parte de la medicina tradicional china sigue afirmando que el polvo extraído del cuerno de rinoceronte posee grandes cualidades curativas y afrodisíacas. La ciencia ha manifestado claramente que todo es falso pero, da igual. En este mundo pesa más la creencia que la verdad. 
Sólo el año pasado, en África, más de quinientos rinocerontes fueron abatidos por furtivos a tiros y se cree que el número de elefantes puede ser, incluso, mayor. 

Actualmente se trabaja también incansablemente para proteger a los supervivientes. Las organizaciones no gubernamentales que actúan la zona saben bien que los individuos de ambas especies que quedan en las reservas son auténticos tesoros a proteger. Por ese motivo, en los últimos años se han creado multitud de guarderías para las crías huérfanas de estos animales. Los santuarios dedicados a recoger hijos de rinocerontes y elefantes a los que los furtivos han asesinado, se han multiplicado y no sólo eso, además han tenido rápidamente que agudizar su ingenio para sacarlos adelante.
Las dificultades para ello son de todo tipo… Espacio, dinero, medios humanos, técnicos, todo está en contra, desde lo más complejo hasta lo más sencillo. 
Fíjense, por ejemplo que, uno de los principales problemas con los que se encuentran a diario estas ONG's, es preparar a estos animales para volver a vivir en libertad cuando sean adultos. ¿Cómo enseñarles a buscar comida y sobre todo, cómo explicarles qué deben y no deben comer?

Claro que todo tiene su truco, al principio se pensó en usar para ello perros pastores que les cuidaran como una especie de nodrizas. Y la verdad es que  los primeros lo hicieron muy bien hasta que, claro, los cuidadores humanos de los mismos comprobaron cómo las crías de rinoceronte y de elefantes a la hora de buscar comida no lo hacían olisqueando la hierba fresca, sino que se decantaban más por buscar el cuenco más próximo con pienso de perro. En fin.
Afortunadamente, posteriormente, al darse cuenta de las malas costumbres que iban adquiriendo, cambiaron a los perros por ovejas y, fíjense, acertaron.  
Hoy en día, en las reservas de África son las ovejas las que enseñan a elefantes y rinocerontes a pastar del campo la hierba necesaria para su alimentación.
Afortunadamente, por un lado existen grandes expertos trabajando con ellos y,por otro, cuentan con el apoyo incondicional y económico de los países más civilizados de Europa en cuanto a protección de animales como Holanda, Francia, Alemania, Reino Unido, etc, etc. 

Sin embargo, en nuestro país las cosas son muy distintas. Nos llegan, por ejemplo, noticias en estos días de que la Fundación Rainfer de Madrid que gestionaba uno de los centros de rescate para primates  más importantes y reconocidos de España y Europa -en el que, por cierto, se acogía a todo tipo de monos maltratados procedentes del tráfico ilegal de especies- cerrará sus puertas el mes que viene. Los problemas económicos y la falta de ayuda les lleva a desaparecer. Quizás sería bueno recordar que todos esos animales -como los que nosotros acogemos en el arca- son responsabilidad del Estado Español y que es éste y no otro, el que debería apoyar económicamente esta labor y evitar un cierre como ese.
Pero todo lo anterior, huelga en nuestro país. Esa es la realidad. El movimiento animalista cada vez es más importante en nuestra sociedad, sí, pero, sin embargo, el dinero para los animales cada vez es menor.  Nuestros gobernantes siguen llenando sus discursos con la palabra solidaridad sin saber qué significa. Hablan y hablan pero, como siempre, no dicen nada. La realidad es que si al menos miraran a los animales con respeto una sola vez, quizás  se darían cuentan de que la vida de uno solo de esos monos, rinocerontes o elefantes, sólo de uno, es, sin lugar a dudas, un cifra infinita para la conservación de este planeta.

Raúl Mérida


Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es  o www.animalesarcadenoe.com


La enfermedad del yo

Siempre he creído que algunas personas no tienen corazón. Sí, puede que posean un órgano dentro de sí cuyos latidos impulsen la sangre por todo su cuerpo pero sentir, no sienten. Sólo así se explica que constantemente crean tener la verdad, sean incapaces de ponerse en el lugar del otro y por supuesto, jamás se planteen si han obrado bien o mal. Y es que ellos nunca se equivocan y si por una de esas, un mal día lo hacen, será sin duda única y exclusivamente, por culpa de los demás.
Les llamo los enfermos del yo y lejos de ser menos, muy al contrario, cada vez son más.

En el mundo de los animales los he visto miles de veces. 
Me los encontré, por ejemplo, cada una de las que fui a retirar animales de circo. 
Unas veces en forma de fotógrafos que a fuerza de flash, acababan arrancando la vista de los animales que usaban para que el público posara junto a ellos. 
Otras, en forma de desfasados domadores que usaban tigres y leones para sus esperpénticos espectáculos de feria. Éstos, igual que los anteriores, defendían también a capa y espada la labor que realizaban y por supuesto, se autoproclamaban como los mejores guardianes de sus vidas pese a que sin embargo, no dudaban en abandonarlos cuando ya no les servían para el negocio. 
Y así, dos osos en un carromato de feria fueron ¿olvidados? en una gasolinera por un famoso domador porque ya no le servían, varios tigres fueron arrojados en un vertedero por otro, quince leones, cinco tigres y un hipopótamo acabaron abandonados a su suerte en un pueblo de Valencia, etc, etc, etc. 
Conozco bien cada uno de esos casos porque, al final, de una forma u otra, a todos esos animales los acogimos desde el Arca. Unos fueron posteriormente reubicados en fundaciones y centros especializados y otros aún permanecen en nuestras instalaciones. 

Pero, no crean, también me encontré a estos famosos enfermos de egoísmo en cada una de las actuaciones contra la  venta y tráfico ilegal de especies en las que participé. Cuando acudía con la policía o la guardia civil a esos domicilios para retirar esos animales exóticos que vendían por Internet, la respuesta de los autores de ese comercio, a menudo, era tan extraña como idéntica. Todos solían afirmar: Los vendo para asegurarme de que así los cuidan bien, decían. Luego se encogían de hombros y añadían: Aunque sé que nadie los tratará nunca mejor que yo. En fin.

Pero, sin lugar a dudas, donde más veces y con más intensidad me he encontrado con enfermos que padecen tan común enfermedad es en los albergues de animales abandonados. Allí es habitual verlos deshaciéndose de sus animales y argumentando dicho abandono con comentarios tan peregrinos como los siguientes:
 Dicen: Aquí le dejo el perro que ya no lo quiero. Me cansé de él.
─ Mientras tú piensas: ¡Lo que hay que oír!
 Dicen: No puedo tenerla, ensucia mucho y huele a perro. 
─ Mientras tú piensas: Normal, si es un perro, ¿no?
 Dicen: No lo quiero, es muy feo. 
─ Mientras tú piensas: Vamos, ¡como si el que lo está dejando fuera un modelo guapetón de dos metros de alto!
 Dicen: Es viejo o está enfermo y me cansé de él. 
─ Mientras tú piensas: Bueno, en este caso, mejor  me callo lo que pienso.

Estos son sólo algunos ejemplos de lo mucho que se puede escuchar en un albergue cualquiera aunque como siempre es posible superarse, el otro día llegó una persona para dejar a un perro que compró por Internet. Hasta ahí, desgraciadamente, todo normal. 
Lo curioso fue cuando dijo, muy indignado, que lo dejaba porque se la habían vendido embarazada y estaba ya muy gorda y a punto de parir. Me extrañó y le pregunté:
─ ¿Cuánto hace que la compró? 
Y, el hombre, sin inmutarse siquiera, me dijo:
─ Dos años, hace dos años y medio.
¡Ole tú!, pensé. Evidentemente, el susodicho no tenía la menor idea de que un embarazo en un perro apenas dura algo más de dos meses y el caso es que si les soy sincero, por un momento pensé incluso en explicárselo para que, al menos, supiera que no me estaba tomando el pelo pero afortunadamente, me di cuenta enseguida de que no valía la pena. ¿Para qué?
A esas alturas, su mirada, sus ojos, sus manos y, sobre todo, sus palabras, le delataban claramente… De nuevo estaba ante mí otro enfermo, severo y lo que es peor, irrecuperable, del "Yo" más absoluto. 


Raúl Mérida


Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es o www.animalesarcadenoe.com
En el albergue de animales de la Protectora de Alicante acogemos y protegemos a aquellos animales de compañía abandonados que buscan un nueva familia. Más información en: www.protectoraanimalesalicante.org