<<El león -Panthera leo- es un mamífero carnívoro que puede llegar a pesar más de 250 kilos de peso en estado adulto. Viven, principalmente, en África y Asia. Es muy territorial aunque, habitualmente, su vida transcurre en manadas jerarquizadas>>.
Siendo un bebé llegó a su nuevo destino con
un contrato que cumplir. Por la noche un
cámara ofrecería a los clientes de la
discoteca fotografiarse a su lado. Por la mañana sería a los rezagados que
permanecieran en la barra de fuera.
Las expectativas se cumplieron. Miles de
personas se fotografiaron aquel verano a su lado.
Pero pasó el tiempo, el calor dio paso al
otoño y luego al invierno. El animal fue
cumpliendo edad y, con seis meses recién cumplidos, ya lucía cuerpo de apariencia adulta aunque escondiera
en su interior a un cachorro con ganas
de jugar.
No era posible explotarle más. Por un lado su tamaño. Por otro sus ojos. Foto a foto, flash a flash, había quedado ciego para siempre.
No era posible explotarle más. Por un lado su tamaño. Por otro sus ojos. Foto a foto, flash a flash, había quedado ciego para siempre.
Nunca más volvería a ver.
Así que fue atado a la cornisa de una terraza
exterior con una cadena de hierro de apenas un metro de larga. Esa sería su
vida a partir de ese momento.
Mientras tanto, la música de la discoteca
cada noche seguía penetrando en sus oídos como un punzón que perforaba una y otra vez sus tímpanos.
Un león en libertad puede oír incluso lo que
no es capaz aún de ver. Oye el viento cuando nace entre las montañas, oye la
lluvia que se forma entre las nubes.
Pero un día él descubrió que ya no escuchaba
nada. En su interior se había instalado el silencio.
Nunca más volvería a oír.
Finalmente la existencia de aquel león fue
denunciada. Intervinieron las autoridades. El animal fue requisado. Comprado
por Internet procedía del tráfico ilegal de especies. El propietario fue
sancionado.
Recuerdo perfectamente aquella mañana de
enero en la que acudimos a recoger a aquel pobre león ciego y sordo que ya sólo
podía olernos.
Le pusimos una simple correa alrededor del
cuello que él olfateó y nos lo llevamos de allí mientras pensábamos que nombre
le podríamos poner a aquel león que siempre había vivido solo.