Arca de Noé en el Roal. Centro de Rescate de Animales Salvajes de Alicante. Madrugada de un día cualquiera.
Los animales están tranquilos. Los leones se encuentran en los dormitorios, los lobos, en su cueva; los gamos se acurrucan junto al emú, los linces forman una piña tumbados unos sobre otros, los monos se protegen abrazados... Todos duermen, todos menos él.
Se llama "Invisible" y sólo vive de noche. La luz lo mataría.
Es macho y es un Kinjajoo. Los de su especie viven a muchos kilómetros de distancia, en selvas verdes y abruptas que impiden que el sol pueda rozar su piel.
Él no tuvo tanta suerte, el ser humano decidió cambiar su entorno, lo capturó y lo trasladó a Europa donde fue vendido en el mercado negro, en ese en el que la vida cotiza a la baja.
Él no tuvo tanta suerte, el ser humano decidió cambiar su entorno, lo capturó y lo trasladó a Europa donde fue vendido en el mercado negro, en ese en el que la vida cotiza a la baja.
Así fue como nuestro Kinkajoo, igual que otros de su especie, cambió los árboles por edificios, la tierra por asfalto y la libertad por una jaula. Y pasó a vivir en un piso de un céntrico barrio de nuestra ciudad. Pero todas las tardes, al irse el sol, intentaba salir de su encierro y abrir los barrotes que le separaban de la vida.
Cumplía diariamente con la obligación de todo aquel que está injustamente cautivo: escapar. Fueron varias las veces que lo consiguió y varias las que regresó al amanecer.
Sin embargo, la última vez no volvió. Tras varios días sin saber de él, sus propietarios llamaron a la policía y denunciaron que el animal estaba suelto.
Finalmente, "Invisible" se hizo visible cuando ya no podía más. Hambriento, asustado y perdido, había permanecido durante días escondido en la persiana automática de un comercio.
Los dueños del animal, sin permisos para su tenencia, decidieron entregarlo a las autoridades. Es otra víctima del tráfico ilegal de especies.
"Invisible" vive ahora en nuestro centro. Supongo que sus dueños, cuando decidieron llamarlo así, lo hicieron por las dificultades que conlleva verlo dadas sus costumbres nocturnas. Sin embargo, su nombre no puede evitar recordarme a los Invisibles de la India, a una de las castas más bajas en las que se divide esa sociedad.
Y no sólo porque las personas que las conforman tienen prohibido salir de sus casas de día y sólo pueden hacerlo de noche, sino porque siempre tiene que haber un grupo de humanos inhumanos condenando a otros seres a no vivir en libertad.
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