Por mucho que se repita una mentira... nos se convierte en verdad.
Cuentan que, antiguamente, "la verdad" y "la mentira" eran inseparables amigas hasta que una noche calurosa decidieron bañarse en un lago cercano. Durante el baño se produjo una fuerte discusión entre ambas y juraron que jamás volverían a verse. Las dos salieron deprisa y sin darse cuenta, cada una de ellas se puso la ropa de la otra. Desde entonces dicen que es muy difícil ser capaz de distinguirlas.
Si algo compartimos todos los seres que poblamos este planeta son las miles de leyendas que adornan nuestras vidas. Historias en su mayoría inventadas que nos encumbran a lo más alto o bien, nos estrellan directamente contra el suelo.
Las hay de todos los tipos. Desde bulos aparentemente científicos hasta multitud de falsos mitos y creencias revestidas de ciencia. Internet ha servido convenientemente para facilitar y amplificarlo todo lo que en la práctica nos ha llevado a vivir instalados en el fascinante mundo de la mentira. Por supuesto, los animales no se han librado de ello.
Leía hace poco en un servidor de noticias cómo alguien afirmaba que las palomas realizaban sus excrementos de color blanco sobre los coches negros y de color negro sobre los coches blancos. ¿Ustedes qué creen? ¿Verdad o mentira?
Existen dos teorías, más o menos científicas, dedicadas a la explicación de este asunto. Una se basa en el ser humano y la otra en el animal. Para los seguidores de la primera el asunto es sencillo. Consiste en que en realidad, es el ojo humano el que se auto engaña por el contexto que rodea al excremento. Así, si el coche es negro, nuestra tendencia será ver el excremento blanco. Si por el contrario, el vehículo es blanco, entonces nos dará la sensación de que la deposición es negra.
Sin embargo, hace poco se realizó un estudio que aporta nuevos datos al respecto y ha dado lugar a la segunda teoría. Según viene a concluir ésta, el motivo es más animal que humano. La razón que explicaría todo es que el color negro provoca en las palomas un estado de excitación en los ovarios que, a su vez, les causa una especie de diarrea. Ese y no otro, sería el motivo de que sus excrementos sean de un color más claro. Por el contrario, el color blanco provoca en ellas lo que se conoce por constipación o estreñimiento, lo que daría lugar a excrementos más oscuros.
¿Qué respuesta es la correcta? En realidad, seguramente, en parte son las dos.
Éste es sólo un ejemplo y además, inocuo para el animal pero, por el contrario, existen muchos otros que no sólo han causado un daño irreparable, sino que, además, han destrozado la vida de muchos animales. Por ejemplo, esa creencia ampliamente extendida que se refiere a que al menos, las perras y gatas han de criar una vez en la vida, como única manera de evitar la aparición de cánceres y tumores malignos.
Durante años se repitió dicha afirmación como si fuera un mantra que pasaba de padres a hijos. Aún hoy es frecuente escucharlo y sin embargo, es absolutamente falso. De hecho, está demostrado que no sólo no tener crías no acorta la vida de los animales sino que, al contrario, la alarga y la llena de calidad. Ya ven.
Esas patrañas en contra de la esterilización de los animales afectan incluso a los más salvajes. Recuerdo cuando quisieron convencerme, en su día, de que esterilizar a un león era condenarlo a morir a los pocos meses. Se lo aseguro, nada más incierto. Y no es que sea plato de buen gusto esterilizar a los animales sin más pero, indudablemente, sí es lo mejor para luchar contra el abandono constante en el caso de los animales de compañía o, también, para evitar que nazcan animales salvajes obligados a vivir en una triste jaula toda la vida.
El caso es que, volviendo al tema que nos ocupa, la realidad es que el ser humano opina, juzga y sentencia, sobre todo lo que no conoce con la ignorancia que le caracteriza, que no es poca. Sería algo así como que lo que no conocemos, no existe y lo que no existe, nos lo inventamos.
Así, por ejemplo, afirmamos un día sí y otro también, que los delfines son muy simpáticos porque siempre se están riendo –sin pensar que la formación risueña de su boca es pura morfología pero que,en ningún caso, nos indica su estado de ánimo. Dicho de otra manera, un delfín puede estar deprimido pero, no por eso, su cara deja de tener ese gesto alegre-.
Tampoco los chimpancés son animales simples, primitivos o algo payasetes. Más bien todo lo contrario. Son serios e hipersensibles con un gran mundo emocional. Algo que nos hemos empeñado en ignorar.
¿Y qué decir de los burros o de los cerdos? Animales superdotados con altas capacidades cognitivas que, sin embargo, son relegados al insulto por el ser humano.
¿Ven lo que les decía?
Todo ello hace que sigan pululando por ahí, sin remedio, ideas incomprensibles y equivocadas que, instaladas en lo más profundo de nosotros, nos advierten, por ejemplo, de que los peces traen mala suerte –lo que ha hecho que muchos hayan acabado en nuestro país tirados directamente por los retretes de muchos baños- o que los gatos negros son una maldición de Dios -lo que provoca que la mayoría de ellos acaben abandonados-.
En fin.
Un proverbio africano dice que hace falta un pueblo entero para educar a un niño. Por eso, quizás, nuestros hijos superen todas estas creencias el día de mañana pero, no se engañen, sólo lo conseguirán si hoy comenzamos a superarlas nosotros.
Raúl Mérida
Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es o www.animalesarcadenoe.com